Muchas veces, para comprar un bien o cerrar un acuerdo, debemos acudir a financiación externa. ¿Sabías que es posible poner como aval una cartera de inversión o unos bonos del estado para firmar esta operación? Estos son los conocidos como préstamos lombardos, una forma de conseguir liquidez que cada vez gana más adeptos y, aunque aún desconocidos para la mayoría, presentan muchas ventajas. Hoy en Invest & Loan vamos a explicarte en qué consisten para que, en caso de que estés interesado, puedas poner esta posibilidad sobre la mesa con garantías.
¿En qué consiste un préstamo lombardo?
Estos créditos comenzaron a ponerse en marcha hace más de medio siglo en la zona de Italia de la que reciben su nombre, Lombardía. Desde mediados del siglo XVI, son muchos los inversores que los utilizan, especialmente en Suiza.
La diferencia de estos préstamos colaterales con los pignorados es que la garantía que responde por el prestatario, en vez de ser un bien concreto, son unos valores negociables.
En nuestro país, hasta hace bien poco, solo los grandes propietarios tenían acceso a ellos. Es más, incluso expertos en la materia, la consideraban una práctica únicamente estandarizada en Suiza. Pero has de saber que, a día de hoy, puedes pignorar tu cartera para invertir un 50 % de la misma. También puedes hacerlo a través de bonos, como los corporativos. El acreedor los recibe como algo colateral (por eso los préstamos lombardos reciben el sobrenombre de colaterales), respaldando la operación.
Es más, la suma que podría recibirse será mayor cuanto menos arriesgados y mayor valor tengan los valores de la cartera y los activos financieros derivados. Esto es debido a la mayor predisposición de las entidades bancarias a ofrecer tipos de interés más competitivos si se trabaja con garantías más seguras.
¿Cómo funcionan los préstamos colaterales?
¿Estás interesado en saldar tus deudas a través de un préstamo lombardo? Entonces, es importante que conozcan cómo funcionan.
Para empezar, has de saber que el crédito lombardo tan solo equivale a una parte del valor de mercado de tus activos (pongamos, como ejemplo, un 50 %). Este porcentaje es conocido como RPV (por las siglas de ratio préstamo-valor) o LTV (por su denominación en inglés, ratio loan to value), y dependerá del riesgo del activo que se entrega como prenda (a más volatilidad, menor ratio). En caso de que el deudor no cumpla con lo firmado, el acreedor podrá ejecutar la garantía, poniéndola en venta en el mercado de bonos o en el de opciones y futuros financieros, así como en la bolsa de valores.
Pongamos un ejemplo para entenderlo mejor. Un inversionista cuenta con una cartera de 100 000 euros, y quiere pedir un préstamo lombardo. El RPV marcado por la entidad financiera es del 55 %. Esto quiere decir que, en total, ese inversor dispone de una línea de crédito de 55 000 euros si utiliza como garantía esa cartera.

¿Cuáles son los pros y los contras de un préstamo colateral?
El lombardo cuenta con una serie de ventajas e inconvenientes:
- Los tipos de interés son más bajos que en los préstamos personales o hipotecarios.
- A esto hay que sumar que están exentos del abono del Impuesto de Actos Jurídicos Documentados. Esto es porque para formalizarlos solo hace falta una escritura pública ante notario.
- El inversor podrá modificar y comercializar la cartera, siempre que se mantenga la garantía.
- Son más arriesgados debido a la inestabilidad.
- Pueden suponer importantes pérdidas para el cliente.
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