Acudir a préstamos financieros es una opción muy común
cuando se necesita un poco de ayuda para realizar una inversión, pero esto es
en ocasiones arriesgado, por lo que te recomendamos estar bien asesorado por un
profesional antes de firmar el contrato. Pero, ¿cuándo un préstamo puede llegar
a ser un problema? ¿qué dificultades pueden surgir?
Créditos
revolving y al consumo
Los créditos revolving son préstamos que no tienen un número fijo de cuotas, como ocurre
con una tarjeta de crédito. Antes de solicitar este tipo de préstamos se
aconseja contrastar el prestigio o
seguridad que ofrece de la empresa en el mercado y comprobar su
reconocimiento por el Banco de España. Si te aseguras de que las condiciones
que ofrecen se amoldan a tu situación y podrás afrontarlas evitarás futuros
problemas con los pagos o con la fiabilidad de la entidad correspondiente.
Por su parte, los créditos al consumo son una
alternativa a los revolving cuando el fin es realizar una compra como un coche,
por ejemplo. Suelen estar regulados, además de ser menos costosos para el comprador. En este caso, se debe tener
en cuenta si se contrata con la entidad que los emite o con una empresa
intermediaria, ya que, en este caso, se tendrá que pagar los servicios de
búsqueda de créditos en distintas entidades y puede convertirse en un problema
financiero extra.
Cuando se trata de préstamos urgentes es común que se olvide la revisión de las
condiciones o de las garantías de la entidad correspondiente, siempre se
debe desconfiar del dinero fácil y cotejar que se está utilizando la mejor
opción disponible para el caso que se aborda. La necesidad de financiación
urgente puede suponer un riesgo.
El crédito
por vehículo
Si se opta por la posibilidad de un préstamo cuya
garantía debe ser el coche del interesado pero este no lo puede seguir
conduciendo, se deben tomar precauciones porque en la mayoría de los casos, se estará firmando simultáneamente dos cosas.
Por un lado, la venta de un vehículo con la entrega de llaves a quién te presta
el dinero. Por otro, al haberlo vendido y seguir utilizándolo, firmarás un
contrato por el que le alquilas tu coche con opción a recompra. Los
prestamistas pueden ser poco claros con este punto, así que conviene ir con
cuidado antes de cerrar cualquier trato.
De esta manera, si se deja de pagar el mencionado alquiler pueden vender nuestro coche, ya que es suyo, por lo que, nos quedaremos sin él. En caso de que lo queramos recomprar, al hacer cuentas y sumar los meses de alquiler que se deben hasta volver a comprar el coche, podrías encontrarte con que el interés equivalente a la cantidad que te prestaron es de hasta un 150%. Tal vez tendrías que optar por la refinanciación de créditos o por otro crédito urgente.
El problema de este tipo de créditos es que al ser un alquiler y no exactamente un préstamo propiamente dicho, las partes pactan la cantidad prestada. En el caso de los créditos, si tienen límites y son obligados a una regulación. Por tanto, se debe tener en cuenta que pueden estar aprovechándose de una pequeña laguna legal disfrazando comercialmente de préstamo lo que en realidad no lo es.
Dejar de
pagar un préstamo
Dejar de pagar un préstamo, sea hipotecario o
personal, puede acarrear graves consecuencias y convertirse en un problema. En
la gestión de cualquier presupuesto, el
pago puntual de las deudas tiene que tener prioridad sobre los demás gastos
para evitar un mal mayor. Nunca se debe tomar la decisión de dejar de pagar un
préstamo como solución a un problema económico porque lejos de ser una
solución, será el comienzo de problemas mucho peores.
Si se sufre un
cambio o un obstáculo en la situación económica que realmente hace imposible
el cumplimiento de la agrupación de deudas, lo mejor es acercarse a al banco o
caja para comunicar el problema antes del vencimiento del pago. Siempre es más
recomendable anticiparse al problema que esperar a que lo reclamen.
Cualquier persona, particular o empresa, se puede
encontrar con dificultades económicas en un momento determinado y las entidades de crédito prefieren cobrar
por lo que exponer el problema y buscar soluciones o refinanciación de
deudas puede ser un buen método preventivo.
Es muy posible que la entidad le proponga alguna
medida como la mencionada refinanciación de la deuda, establecer un plazo más
largo para que la cuota a pagar sea inferior, o incluso la concesión de un período de carencia, durante el cual solo se tendría
que pagar los intereses.
Con la primera cuota que se deja de pagar, el banco aplicará
intereses de demora, cuyo tipo suele ser muy superior a de los intereses
ordinarios. El banco también podrá cobrar una
comisión muy elevada por reclamación de cuotas impagadas. Estos intereses y
comisiones se van acumulando a la deuda original de forma que con cada día que
pase se va a deber más dinero. No se recomienda en ningún caso tomar la vía de
dejar de pagar directamente para evitar conflictos.
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