Pedir un préstamo es algo muy común, tanto a nivel particular como por parte de las familias españolas. Éstos ayudan, por ejemplo, a realizar una compra de cierta envergadura, llevar a cabo un proyecto concreto, pagar una deuda o realizar un viaje. Y solemos pensar que siempre la mejor opción es pagar un préstamo a plazos pero ¿por qué no siempre es recomendable?
Nos disponemos a realizar una compra y pensamos, ipso facto, que la mejor manera de comprarla es pidiendo un préstamo, hasta ahí de acuerdo pero ¿por qué elegir e incluso asociar siempre éste con el pago a plazos? Para tomar esta decisión lo recomendable siempre es tener en cuenta qué tipo de bien, servicio o producto se va a adquirir y si es imprescindible para comprarlo pedir un préstamode pago a plazos. En los que son de mayor importe sí pero ¿también en los demás?
Debes tener en cuenta que elegir de forma adecuada la modalidad de pago te ayudará a saber, controlar y gestionar mejor si éstas pagando de más por dicho producto. Así que antes de pedir un préstamo te aconsejamos que tengas en cuenta diferentes aspectos tales como saber si tendrás capacidad de pago a corto o medio plazo para cubrir las cuotas de pago, analizar tus ingresos y gastos mensuales, realizar un análisis previo del presupuesto anual del que vas a disponer y preguntarte si, en realidad, vas a poder cumplir de forma puntual y en su totalidad de las cuotas al pagar a plazos.
Pagar una deuda pagando a plazos es uno de los motivos esenciales de pedir un préstamo pero ¿qué tener en cuenta al pedir uno? Sin duda, aspectos como estos:
Por ello en ocasiones el pago a plazos no siempre va a ser la mejor solución para pagarlo debido a todas estas cuestiones que debes asumir como receptor/a de un préstamo. Para compras pequeñas, un pago a plazo puede llegar a encarecer el producto o servicio de manera considerable.
Una cosa importante es no venirte arriba a la hora de pedir un préstamo porque de aumentar el montante del mismo, el pago a plazos puede convertirse en prácticamente imposibledebido a la importancia de la cantidad del dinero en cuestión e incluso, ante tus malas previsiones, en inasumible por tu parte.
Antes del estallido de la última gran crisis en el año 2008, al pedir un préstamo las entidades financieras cometían un error que, a la larga, les ha pasado factura incluso a ellas mismas que es el de ofrecer una cantidad mayor a la que muchas personas necesitaban. Por poner un ejemplo, había personas que necesitaban reformar una cocina pero finalmente asumían un préstamo mayor y se reformaban también el baño con lo que el pago a plazos se “eternizaba”.
Piensa que cuando pides un préstamo tendrás que devolver el dinero que te han prestado, junto con los intereses, comisiones, etc, lo que hará que la suma total a pagar sea considerablemente superior a la que te prestaron. Así que ajusta al máximo la cantidad a tu realidad y quizás pagar una deuda a plazos no sea la mejor solución.
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