Los préstamos son unos productos financieros que permiten a los particulares y las empresas acceder a la financiación que les falta para algún proyecto. Esto supone que el prestatario recibirá un dinero que este se comprometerá a devolver en unas condiciones pactadas por ambos.
Cada préstamo, por su parte, puede tener unas condiciones singulares en función de los acuerdos entre prestamista y prestatario. No obstante, se caracterizan por unas condiciones que posibilitan la personalización con base en los objetivos y necesidades para los que se pide el dinero a préstamo. Entre estas condiciones, destacamos, como las más relevantes, los intereses, las cuotas de devolución y el plazo de amortización.
Estos factores están siempre presentes en todos estos productos financieros. Pero hay uno que, aunque no siempre aparece en sus contratos, no resulta extraño entre esta oferta. Se trata del periodo de carencia.Hoy en préstamos Invest & Loan te explicamos en qué consiste este concepto.
Préstamo de carencia: en qué consiste
Los préstamos de carencia se caracterizan por el hecho de que incluyen un periodo en el que no se abonan las cuotas mensuales, que son los mecanismos de devolución del dinero prestado previamente acordados entre las partes. Estas cuotas se distribuyen, de un modo uniforme, a lo largo del plazo de amortización, por lo que su objetivo es recurrir a un pago fraccionado y aplazado de la deuda que resulte más cómodo para el prestatario.
Por no recibir de vuelta su dinero mediante un pago único a corto plazo, quién presta el dinero obtiene la contraprestación de que cada una de estas cuotas está asociada a intereses, lo cual incrementa el precio del dinero de su préstamo.
En algunos de estos pactos, se establece un periodo de carencia. Por lo general, por sensibilidad ante unos problemas económicos iniciales para afrontar la devolución mediante las cuotas. Este periodo puede extenderse, por ejemplo, a lo largo de meses.
Asimismo, cabe la posibilidad de que el periodo de carencia se renegocie en el marco de un préstamo que ya había sido concedido con otras condiciones. En este caso, se debería a contratiempos financieros sobrevenidos por parte del prestatario que, en caso de acuerdo con el prestamista, podrían justificar un nuevo calendario de pagos.

Tipos de préstamo de carencia
Existen dos clases principales. Son las siguientes.
- Por una parte, la carencia parcial. Consiste en que, mientras dura este periodo, quien recibe el préstamo solo devuelve cada mes la parte de su cuota asociada a los intereses.
- Por otra parte, destaca la carencia total. Este tipo supone una exención completa de la cuota de devolución mientras se prolonga la fase de carencia. Por lo tanto, no hay que abonar ni el principal adeudado ni los intereses que se le aplican.
Cómo se calcula la carencia de un préstamo
El cálculo de lo que supone el periodo de carencia tiene que ver con la opción, entre las del apartado anterior, que se ha acordado. En primer lugar, cabe recordar, para comparar, que, cuando no existe carencia, los factores que entran en juego son el principal, el precio del dinero y la cantidad de cuotas en las que se configura el plazo de amortización.
Cuando se pacta una carencia parcial, es preciso llevar a cabo dos cálculos. Nos referimos al de los intereses pagados durante la carencia y la cuota que se abonará cuando acabe este periodo. Esta va a ser más elevada que la habitual.
En la carencia total, es clave calcular cuánto costará la cuota tras esta fase, puesto que resultará más alta que en un primer momento.
En definitiva, la carencia resulta útil para facilitar, en coyunturas complicadas para la parte que presta el dinero, el pago de los préstamos. Implica, asimismo, reformular, cuando finalice el periodo, el calendario de pagos y sus cuantías.
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