Los préstamos hipotecarios permiten obtener la cantidad de dinero necesario para realizar una inversión cuantiosa cuando no se tienen los ahorros suficientes para afrontar el gasto. Esto es lo que permite realizar operaciones como la compra de una vivienda o vehículo, devolviendo poco a poco el dinero prestado con unos intereses añadidos. Aunque la premisa es así de sencilla lo cierto es que existen varios tipos de préstamos diferentes, a continuación, detallaremos cuáles son.
Los préstamos hipotecarios según el tipo de interés
Los préstamos hipotecarios pueden tener diferentes tipos de interés, así que se podrían dividir según esta diferencia en tres tipologías: las hipotecas con interés de tipo fijo, las hipotecas con interés de tipo variable y las hipotecas con interés de tipo mixto. Según esta clasificación las condiciones serán un poco diferentes.
Cuando se trata de préstamos hipotecarios de tipo fijo, el tipo de interés no varía durante todo el plazo de devolución de la hipoteca. Esta opción es recomendable que sea muy bien estudiada a largo plazo antes de aceptarla porque suele tener costes muy altos para compensar el riesgo del tipo de interés. Según la estabilidad de la economía de cada momento y el plazo que se tenga para la hipoteca puede interesar más o menos.
En los préstamos hipotecarios de tipo variable el interés varía en algún momento del crédito hipotecario. Es el más común en nuestro país y en la mayoría de los casos, varía entre los seis primeros meses y el primer año y suele ser mayor que en el segundo período. El resto del préstamo bancario suele ser a interés fijo.
En los préstamos hipotecarios de tipo mixto por el contrario, el interés se mantiene fijo durante el período inicial superior a un año y a continuación es variable. Escoger entre unos y otros será más bien una cuestión de estrategia y de la situación del mercado en cada momento.
Los préstamos hipotecarios según el tipo de cuota
Cuando hablamos de la cuota nos referimos a lo que comúnmente se define como la cantidad de dinero que se paga cada mes con el préstamo. Así que también se pueden clasificar las hipotecas según el tipo de cuota o las condiciones de esta según se trate de una cuota constante o fija, una cuota blindada, una cuota final, una cuota creciente o solo intereses.
La cuota constante o fija es el sistema hipotecario de cuota más habitual en nuestro país. Se compone de una parte de capital de amortización y otra parte de intereses. Durante el primer año se caracteriza porque se pagan más intereses que la parte del amortizado, pero esto va cambiando con el paso del tiempo. Es un tipo de préstamos hipotecario bastante equilibrado.
La cuota blindada se caracteriza por mantener siempre la misma cantidad de pago, pase lo que pase con los intereses. Lo único que ocurre es que si estos aumentan o disminuyen, el número de plazos para pagar la hipoteca aumentará o disminuirá también pero siempre con la misma cantidad. Es muy útil para tener un control sobre el presupuesto destinado a los préstamos hipotecarios.
La cuota final consiste en guardar una parte del capital (aproximadamente suele rondar el 30%) para pagarlo en el último plazo. La cuota total acaba siendo menor, pero tiene más intereses porque se aplican más sobre la cuota final. Además, hay que tener en cuenta que se debe hacer un ejercicio de ahorro para disponer de esa cantidad al final de los plazos.
La cuota creciente, como su propio nombre indica, es cuando la cuota del préstamo hipotecario va creciendo año tras año en un 1 o 2% y también dependiendo de la fluctuación del interés. Las primeras cuotas serán bastante bajas, pero al ir creciendo la cantidad se irá notando un poco más.
Los préstamos hipotecarios con cuotas del tipo solo intereses atienden a una cuota de las menos habituales y probablemente la más peculiar. Se trata de que, en los plazos de pago, solo se abonan los intereses. De este modo, cuando se hayan terminado toca pagar el total del préstamo, o bien, vender la casa para hacer frente a la deuda. No es muy utilizado en nuestro país.
Factores que contemplar para escoger préstamos hipotecarios
Es importante comprobar antes de solicitar un préstamo hipotecario que se van a poder pagar los intereses contratados. Para cerciorarte de esto, puedes pedir al banco que te haga una simulación del gasto con diferentes subidas del tipo de interés.
Cuanta más información y asesoría al respecto, mejor para tu seguridad de inversión. La entidad de crédito también te puede indicar hasta qué cantidad de dinero tienes posibilidad de pagar y cuánta financiación te va a conceder.